Creando el hábito de ejercitar tu cuerpo
El ejercicio es sin duda una actividad fundamental que, junto con una buena alimentación, un descanso de calidad, chequeo médico de rutina y manejo adecuado del estrés y la ansiedad, contribuyen a mantener un estado de salud óptimo.

¿Por qué nos cuesta mantener una rutina de ejercicios?
Muchas personas fracasan al intentar crear hábitos saludables. Inician una rutina de ejercicios con mucha energía y motivación, las cuales se agotan rápidamente porque:
- los resultados no se ven a corto plazo
- sienten dolor o cansancio después del ejercicio
- perciben que la rutina de ejercicios es una carga adicional en su ya copada agenda diaria.
Vamos a revisar estas situaciones una por una.
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Cuándo se empiezan a ver resultados del ejercicio:
Este es un problema de enfoque. Puede que estemos privilegiando el aspecto físico por sobre otros beneficios importantes que una rutina de ejercicio nos puede brindar.
Según un estudio, los adultos mayores que realizaron ejercicio 3 veces por semana durante 12 semanas (rutinas de 70 minutos, que incluían 45 minutos de ejercicios de cardio y de fuerza y el resto de tiempo, de calentamiento y estiramiento), mejoraron su capacidad aeróbica entre un 10 y un 25% en la distancia recorrida, lo que es consistente con estudios adelantados en adultos jóvenes. También notaron que incrementando el número de pasos por minuto en una caminata, los adultos mayores mejoraron su resistencia cardiorrespiratoria; el ejercicio les dio más autonomía a la hora de realizar sus actividades diarias y, por supuesto, ¡también redujeron el perímetro de su cintura! (1).
Otro estudio concluye que la práctica regular de ejercicio físico permite a las personas percibirse a sí mismas más saludables, menos estresadas y con un mejor estado de ánimo, con niveles más bajos de tristeza y fatiga. Esto indica que el ejercicio físico no sólo tiene incidencia directa en el funcionamiento de nuestro cuerpo, sino en el de nuestra mente (2).
Muchas y variadas pueden ser nuestras motivaciones a la hora de hacer ejercicio; afortunadamente, los beneficios las superan.
Dolor y Cansancio después de realizar ejercicio
¿Iniciaste con una carga excesiva para tu capacidad actual? Tienes toda la actitud y voluntad, pero…te puedes lastimar. A la mañana siguiente, tu cuerpo estará sobrecargado y requerirá descansar, tal vez por varios días, lo que incrementa el riesgo de abandonar. Lo ideal es consultar con un especialista sobre qué ejercicios son adecuados para ti, tanto a nivel cardiovascular como de fuerza y funcional. También puedes consultar blogs y videos de especialistas en ejercicio físico, en donde dan consejos sobre qué ejercicios deben componer tu rutina y cómo ejecutarlos de manera correcta (aunque cada persona es diferente y lo mejor es una consulta con un especialista).
Recuerda adicionar en tu rutina ejercicios de calentamiento antes de iniciar y de estiramiento al finalizar, para evitar lesiones.

Incorporando el ejercicio en tu día a día.
Para crear una rutina de ejercicios que puedas mantener a largo plazo, recomendamos que inicies poco a poco; si tu objetivo es destinar una hora para hacer ejercicio a diario, puedes iniciar con menos tiempo, por ejemplo, la primera semana haz 10 minutos de ejercicio 3 veces por semana (si, suena poco, pero se dan grandes cambios, un paso a la vez). La segunda semana, incrementa, un día; a la tercera semana sube el tiempo a 15 minutos y mantenlo así por dos semanas. Puedes crear un programa progresivo que se ajuste a tu estado físico inicial (tal vez estés listo para iniciar con 30 minutos 3 veces por semana).
Te será de gran utilidad programarlo. Adiciona tu rutina a un calendario y cumple con los horarios establecidos (si no estás acostumbrado a llevar una agenda, ya va siendo hora). Esto no sólo te permite mantener la rutina de ejercicios en el tiempo, sino que te va a ayudar a reconocer todo lo que has trabajado y avanzado.
Recuerda que lo más importante es que logres crear el hábito, luego podrás ver los resultados.
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Referencias:
1) Vidarte, J. Quintero, M. Herazo, Y. (2012). Efectos del Ejercicio Físico en la Condición Física Funcional y la Estabilidad en Adultos Mayores. Hacia la Promoción de la Salud, 17. org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-75772012000200006
(2) Jiménez, M. Martínez, P. Miró E. Sánchez, A. (2008). Bienestar psicológico y hábitos saludables: ¿están asociados a la práctica de ejercicio físico? Asociación Española de Psicología Conductual. International Journal of Clinical and Health Psychology, 8 (1), 185-202. https://www.redalyc.org/pdf/337/33780113.pd